NUEVA YORK.- Hacia fines del 2010, el FBI y el Departamento de Policía de Nueva York investigaban conjuntamente un caso de terrorismo en Long Island. La investigación llevaba más de un año cuando la policía, sin coordinar con el FBI, pidió a procuradores federales que aprobasen un permiso para allanar una morada.
El principal agente antiterrorista del FBI en Nueva York en esa época, Greg Fowler, se volvió loco. Cuando dos agencias no coordinan sus labores, aumenta el peligro de que la investigación no prospere.
Luego de ese episodio Fowler prohibió a sus agentes compartir información con la división de inteligencia de la policía neoyorquina. También suspendió su participación en las reuniones semanales de la Fuerza de Tareas Conjunta sobre Terrorismo, que canalizaba toda la información enviada a dependencias federales, estatales y locales.
El incidente puso de manifiesto los problemas en la relación entre ambas fuerzas, los cuales pueden comprometer investigaciones, según funcionarios de la policía y del FBI consultados por la Associated Press, que hablaron a condición de no ser identificados por lo delicado del tema.
La disputa no es trivial. En el fondo, obedece a discrepancias grandes entre el departamento de policía más grande del país y la principal dependencia encargada de la lucha antiterrorista. La policía de Nueva York, ciudad que es uno de los blancos más apetecidos por el terrorismo internacional, ha adoptado una actitud agresiva y espiado a la comunidad musulmana usando métodos que no son autorizados por el FBI.
Esto aumentó el distanciamiento entre las dos fuerzas, que cada vez colaboran menos. Documentos muestran que la policía neoyorquina vigiló mezquitas fuera de su jurisdicción y registró las placas de los autos de personas que iban a mezquitas. La policía se embarcó por su cuenta en tareas de espionaje propias del FBI.
El tema cobró relevancia luego de las críticas que formuló el máximo agente del FBI en Nueva Jersey, quien dijo que el espionaje realizado por la policía neoyorquina en otro estado compromete la seguridad nacional porque hace que la gente tenga miedo de cooperar con las autoridades.
"Si no contamos con esa cooperación, se crean riesgos adicionales", afirmó el agente Michael Ward. "Afecta nuestra capacidad de saber lo que sucede y esto causa problemas".
La policía de Nueva York rechaza ese argumento y el alcalde Michael Bloomberg dijo que sus agentes operarán en cualquier lugar del país si lo considera necesario para prevenir acciones terroristas.
"El departamento de policía puede seguir las pistas y amenazas de donde sea que vengan", sostuvo Bloomberg, agregando que eso era legal. "Pueden ir a cualquier estado".
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En el mundo del espionaje neoyorquino tal vez no haya figura más emblemática que David Cohen, el irascible jefe de la división de inteligencia de la policía. Cohen fue alguna vez uno de los analistas más respetados de la CIA. Considera que hay que evitar caer en una mentalidad de grupo que emplea métodos convencionales.
Personas que trabajaron con él dicen que para Cohen una de las enseñanzas que dejaron los ataques del 11 de septiembre del 2001 fue que la lucha contra el terrorismo no puede quedar en manos exclusivas del gobierno federal. Por ello, quiere que su equipo haga sus propias investigaciones y si el FBI se aboca a los mismos casos, pueden combinar sus esfuerzos.
Las tensiones entre el FBI y las policías locales no son nada nuevo. En todo el país la policía se queja de que el FBI se queda con los mejores casos. El FBI, por su parte, dice que la policía no alerta temprano al gobierno federal sobre las cosas grandes.
Se suponía que Nueva York era un caso aparte. Cuenta con la que tal vez sea la fuerza policial más calificada de la nación. Ningún otro departamento de policía se le acerca siquiera en cuanto a cantidad de personal. Ni cuenta con sus analistas, personal que hable varios idiomas y agentes que trabajan en el exterior.
Nueva York fue la primera ciudad que formó una Fuerza de Tareas Antiterroristas Conjunta, en la que cooperan agencias federales y locales y que ha sido imitada en el resto del país. La policía de Nueva York tiene cientos de agentes en esa fuerza cooperando con el FBI.
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